Los cronistas de Su Majestad

Las modestas opiniones de quienes se desviven por dar a conocer la vida social parisina.

Los Reales Secretarios con Su Majestad Editado por los Reales Secretarios para Asuntos de Prensa y Protocolo de Su Cristianísima Majestad Luis XIII de Francia:

Tirs d'Abril y Marc du Bardine

12 julio 2008

De portabilidad, escalabilidad, y otras bilidades

Bueno. Demostrado queda que no hay nada tan poco portable como un sistema totalmente portable.

Hace por estas fechas unos diez años, me encontré con que tenía que procesar el turno en la otra punta del planeta. No tenía portátil ni nada que se le pareciese, así que no podía permitirme el lujo de copiar simplemente todo el quiosco tal cual. Encima, en el sitio al cual iba a trabajar no sabía si iba a encontrarme con sistemas Windows 3.11, Windows 95, OS/2 o AIX. En aquella época, el mínimo común denominador era MS-DOS, así que decidí poner a punto la aplicación en dicho sistema, con la seguridad de que funcionaría en cualquier parte, y de hecho así fue. Tuve ocasión de probar la aplicación de En Garde! incluso en algo tan marciano como un AS/400 (con IPCS, claro).

Pero como los problemas nunca vienen solos, al problema previsto y resuelto de la portabilidad de sistema se unió el de la portabilidad de las comunicaciones. En aquella época las comunicaciones de la partida se llevaban mediante tecnología FidoNet (¿algún abuelete entre los presentes?). Pero la tecnología FidoNet se basaba en modem y línea telefónica directa, llamadas automáticas de diez o quince segundos a las cuatro de la mañana para reducir costes al máximo, etc, etc. Obviamente, en el laboratorio donde trabajaba estas cosas no me las podía permitir. Solución: generar los mensajes de FidoNet de la manera normal y, en lugar de enviarlos, abrirlos con el Bloc de Notas, copiar todo el texto, pegarlo en un e-mail (de los primeros que hubo) y enviar dichos e-mails. Uno a uno.

Ese turno fue traumático. En primer lugar, porque mucha gente se quedó fuera. En esa época comenzaba el boom de Internet y, en consecuencia, el ocaso de FidoNet. Mi plan era realizar una transición gradual, dar tiempo a todos, incluso montar algún gateway de enlace para que los fidoneteros pudiesen tomarse todo el tiempo necesario, pero no pudo ser. Tres meses en Estados Unidos, tres meses sin acceso a FidoNet, significaba dejarlos colgados a todos. Así que tomé la decisión de migrar a Internet lo más rápidamente posible. Algunos jugadores tuvieron que dejarlo, muy a su pesar y muy al mío. Unos pocos se reengancharon cuando se pasaron a Internet. Otros no, seguramente descontentos con mi forma de abordar la migración, pero las circunstancias eran las que eran y no pude permitirme hacer otra cosa. No creáis que no lo sentí.

Evidentemente, copipegar cada turno a mano era un palo, una fuente de errores, etc, etc. Además, al montar la página web de la partida la cosa se complicó: ¿cómo trasladar las listas de personajes, damas, cargos, etc, a la web? Estos y otros problemas parecen muy sencillos, pero no olvidéis que estamos hablando de una aplicación hecha en BASIC de MS-DOS, es decir, modo texto, pantalla de 80x25, nombres de archivo de ocho caracteres+puntito+tres caracteres, ni acentos, ni espacios, ni nada parecido, página de códigos diferente, etc, etc. Total, que con el tiempo, la aplicación súper-portable fue evolucionando: cuando me conseguí un portátil con Linux, instalé todo allí y mediante una serie de chapuzas y parches conseguí que la cosa fuese bastante automática (para los que sepáis lo que es: nunca había visto tantos "ln -s" en una misma máquina). Como os decía, de súper-portable evolucionó a súper-enquistada-en-el-portátil.

Ahora este portátil está llegando al final de su vida útil. Ya me ha dado un par de sustos este último año, sustos de los que ni os habéis enterado gracias a mi escrupulosa manía de hacer copias de seguridad. Como no tengo perspectivas de pillarme otro portátil en un futuro próximo, principalmente porque no lo necesito excepto para cuando Marc y yo decidimos procesar el turno en su casa, he decidido tomar una aproximación diferente: instalar todo en un servidor y procesar el turno remotamente. Y esa ha sido la causa de tantos problemas: migrar la aplicación "súper-portable" a otra máquina muy parecida (de Linux a Linux), pero con la filosofía de no moverla de su sitio y hacerlo todo en remoto. Claro: permisos de archivos, pasar de una consola directa a una ejecución vía SSH dentro de una ventana X11, de POP a IMAP (teniendo en cuenta que la aplicación, como no soporta e-mail, escribe texto directamente en los ficheros de correo), pasar de hacer un "mirror" directo de la web con un FTP semi-automático a uno incremental, etc, etc. Total: que podíamos esperar sorpresas de todo tipo, y las hemos tenido. He pasado una semana de lo más surrealista, y aún me parece que la cosa ha ido medianamente bien.

"¿Y por qué no cambias la aplicación por otra más moderna?", me preguntaréis. Respuesta: todo llegará. Cuando tenga el chiringuito montado y fun-cio-nan-do en la máquina nueva, comenzaré a escribir desde cero una aplicación web para gestionarlo todo, e integrada con todos los servicios necesarios: correo, web, etc, sin necesidad de chapuzas, y lo haré de una forma que me permita pruebas, funcionamiento en paralelo, y lo que haga falta.

Con calma. Esta vez no me pasará como hace diez años. Y la aplicación nos tiene que durar, por lo menos, otros diez, y ser adaptable, escalable y evolucionable. Lo de portable mejor me lo callo, por si acaso.

01 junio 2008

Cadetes de la Gascuña

Para que lo tengamos siempre a mano, voy a dejar aquí el vídeo de los Cadetes:



16 septiembre 2007

Tipos de jugador

Como encargado de gestionar la lista de jugadores, es decir, eliminar a los que no participan e invitar a los siguientes de la lista de espera, reconozco que me he quedado dormido unos meses. Mis disculpas a los que estén esperando y lean esto para entretener la espera, si es que hay alguno. Pero bueno, más vale tarde que nunca y, después de un par de patadas virtuales dirigidas a mi trasero en forma de molde de sillón (¡gracias a los dos!), he enviado unos cuantos mensajes de invitación, y cuatro nuevos jugadores acaban de entrar. Vendrán más, porque si en un par de semanas no he recibido respuesta de los que quedan, los descartaré y enviaré más mensajes hasta cubrir el cupo de 30-32 que Marc y yo decidimos, tiempo ha, que podíamos manejar.

Pero bueno, a lo que iba con esta entrada: al repasar los comentarios de la lista de espera, he llegado a la conclusión de que un hipotético estudio psicológico dividiría a los aspirantes a jugador en las siguientes categorías:

-El curioso:
Obviamente, muchos se apuntan por curiosidad, sin saber de qué va la cosa en absoluto. Se leen atentamente la página, se pierden en el exceso de información nueva (por algo tenemos los apartados de "Información general" y "Desarrollo del juego" por separado) y entonces deciden apuntarse "a ver qué pasa". Normalmente no ponen comentarios, o ponen algo breve.

-El destroyer: Pa qué leerse nada. Esto va de guerras y matar, y yo me apunto. Suelen escribir en letra de palo (que para ellos es un nombre más adecuado que "mayúsculas"), y normalmente ya quieren entrar con el título nobiliario en el bolsillo, poniéndoselo directamente como parte del nombre. Por cierto que sus personajes pueden proceder de cualquier rincón del planeta, incluso de países que todavía no se han descubierto o fundado en ese momento.

-El jugador de rol veteranoide: Se curra directamente la historia del personaje dándole orígenes nobles (¿por qué nadie quiere explorar de motu proprio las enormes posibilidades de los personajes hijos de mercaderes? ¡Si son más fáciles de llevar! Fijaos que lo pongo fácil y ni siquiera hablo de campesinos).

-El jugador de rol novatoide: Normalmente viene del mundo de los juegos multijugador en línea, estilo Penúltima Online y similares, y a lo que viene es a matar orcos, cardenalistas, herejes o españoles, lo que primero se le ponga por delante. Ha echado un vistazo a las reglas
pero no las ha entendido demasiado, ya que no ve cómo encajan con los comandos de "empuñar arma", "comprar flechas", "chatear con el otro" o"seguir al líder". Sin embargo, está esperando impaciente para ver ese peaso universo montado en ambiente urbanoeuropeo antiguo (los universos montados en plan Medieval Fantasy ya empiezan a parecerle repetitivos) y alguno me ha escrito pidiéndome "si podía bajarse ya el cliente para irle echando un vistazo".

-El historiador: De estos hemos tenido solamente un par en toda la historia de En Garde!, y son los que más trabajo nos dan. Licenciados en historia o en periodismo (con experiencia en temas históricos), sus comentarios en la lista de espera suelen ser de lo más inocuo, pero
cuando entran a jugar son los que más trabajo nos dan. Como ejemplo, os diré que uno de ellos (el primero que jugó) secuestró a una dama, consiguió que otro muriese por él como culpable, y acabó como Segundo Secretario (bastantes años antes que Marc) y su legado son las reglas de Damas, especialmente las relativas a cortejo y conquista. El segundo, por suerte o por desgracia, duró dos turnos antes de olvidarse del juego. Como "invitado de honor" a esta categoría, aunque no me consta que tenga la carrera de Historia ni Periodismo, el inefable Villiers Daugé de Chevreuse.

-Las chicas: Son una pseudo-categoría que puede tener dos subtipos: las que quieren jugar como hombres, que entonces pasan a la categoría que veremos a continuación, o las que quieren jugar con personajes femeninos, que curiosamente pasan a la de veteranoides aunque no hayan jugado a rol en su vida, creándose personajes de largas cabelleras y espectacular belleza que les confiere poderes especiales sobre los ingenuos e infelices hombres. Estas no supondrían ningún problema si no fuese porque aún no tenemos unas reglas definidas para que puedan jugar personajes femeninos. Precisamente admitimos a Isabelle d'Artois como experimento y como patrón a la vez, para ver qué actividades se le ocurrían e intentar colaborar para crear una reglas, pero de momento aún no hemos hecho nada al respecto. Y es que... es muy difícil entender a las
mujeres, así que no hablemos de sistematizar su comportamiento en un reglamento :-P

-El entusiasta: Le encanta la idea de un juego ambientado en los Tres Mosqueteros. Viene a divertirse, sin ideas preconcebidas, y aunque al principio le cueste, luego se adapta muy bien al juego. De hecho, cualquier miembro de las anteriores categorías puede derivar a ésta con un poco de voluntad y sentido común.

En fin, eso es todo de momento. ¡Si se os ocurren más categorías, no dejéis de ponerlas como comentario!

13 mayo 2007

Lucha contra los elementos

Este mes iba a salir a pedir de boca. El sistema de recordatorios en marcha otra vez (a mí me gusta llamarlo "generador de hostiaelturnos", por ser seguramente ésta la exclamación que sus mensajes provocan) y los jugadores con la cabeza explicablemente puesta en otros regazos asuntos han enviado religiosamente sus turnos, con un par de espionajes, otro par de intrigas, una influencia oculta... en fin, que la cosa prometía. Pero (siempre hay un pero) Telecómica Despaña, Ese A, como malévola deus ex machina, ha enviado su ejército de drones (palabra inglesa que significa "zánganos", por si a alguien se le había olvidado) a asegurarse de que este turno TAMPOCO saliese a tiempo. Si no fuese porque Su Eminencia se ha largado de vacaciones a Castelgandolfo a darle cera al Papa, vería su negra pero enguantada mano detrás de la maniobra. Casi puedo oír el diálogo:

OPERADOR: TelefónicabuenastardesleatiendeManoloPringadilloenquépuedoayudarle
CARDENAL: Buenas tardes, hijo. Dime, ¿tú quieres hacerme un pequeño favor y librarte del infierno?
OPR: ¿Puede indicarme su número de teléfono y su nombre para dirigirme a usted, por favor?
CAR: Mi número es el 999-999-999, y debes dirigirte a mí como Eminencia.
OPR: ¿Y cuál es su problema, doña Eminencia?
CAR: Mi problema es que hay un grupo de traidores enemigos de Francia que conspira en la sombra. Se agrupan alrededor de una revista maligna que refleja en forma de crónica los acontec*
OPR: Por favor, pruebe a apagar y encender su router. ¿De qué color es y cuántas luces tiene?
CAR: Estoy seguro de que desde ahí podéis interrumpir la línea de comunicación de esos malditos Secretarios y evitar que*
OPE: ¿Puede por favor indicarme si la primera luz de la izquierda está encendida o apagada? ¿La segunda luz es de color verde fijo, o está parpadeando en rojo?
CAR: A ver... yo no tengo ningún problema con mi router. Lo que quiero es que interceptéis la línea de esos malditos secretarios de forma que no puedan procesar el turno y las conspiraciones demoníacas contra Su Majestad se vean frus*
OPR: Lo lamento doña Eminencia, pero si su línea funciona no puedo abrirle un aviso de avería. Por favor, si el problema se reproduce no deje de volver a llamar. Gracias por su llamada y buenas tardes.
CAR: ¡PERO SI EL PROBLEMA SE ESTÁ REPRODUCIENDO CADA VEZ MÁS! ¡FRANCIA ESTÁ AMENAZADA! ¡ARDERÁS EN EL INFIERNO CON TODOS ELLOS, MALDITO CONSPIRAD*click-tut-tut-tut-tut-tut...

 
Hum... pensándolo bien creo que no, no ha sido obra de Su Eminencia.
 
En fin, sea como sea, ya hay montones y montones de páginas escritas sobre la inepcia de los operadores de servicio al cliente de Telefónica, sobre la chapucería de su servicio técnico, y sobre la fulminante eficacia de su departamento de facturación, y por otra parte ya me he desviado bastante del tema que en teoría ocupa este blog, de modo que lo dejaremos aquí por el momento.
Eso sí: mi carta al Defensor del Cliente ya va por su quinta página. Seguiremos informando... cuando Telefónica nos deje.

20 agosto 2006

De errores y rumores

Muchas veces en el proceso de turnos ocurren cosas. Incidencias, anécdotas, incluso errores. Por ello, aunque gran parte del proceso está automatizado, siempre se nos puede colar alguna cosilla. Como lo sabemos, cuando las consecuencias son graves siempre repasamos lo que hemos hecho, para asegurarnos de que todo se ha hecho como se tiene que hacer. Y, si no es así, lo corregimos.

Pero a veces esas cosas que nos ocurren en la vida real nos inspiran (yo más bien diría "nos tientan") a añadir un poco de sal a la partida. Y esto es lo que nos ha ocurrido este mes de julio: un turno soso, veraniego, con casi todo el mundo en campaña. Proceso rutinario, y una tirada de muerte que falla: Henri Daralan (HDR) cae en combate. Como de costumbre repasamos el cálculo, y entonces descubrimos que nos hemos olvidado de incluir el modificador por Regimiento. Repetimos el proceso y Henri se salva. La cosa termina aquí, y los jugadores nunca sabrán que hemos cometido un pequeño error y lo hemos corregido de inmediato. ¿Nunca? Bueno... durante un par de minutos, Daralan ha estado muerto y luego ha resultado ser una falsa alarma; ¿no podríamos aprovechar esto para la crónica? Hum... bueno, a nivel de juego nada cambia, por supuesto, pero vamos a darle un poquito de color al turno.

De este modo, un hecho trivial en la realidad se convierte en una historia que da dramatismo al juego, hunde a una dama en lágrimas durante dos semanas, y salva una crónica de verano condenada en principio a tener solamente una docenita de líneas. ¡Viva la realidad!

27 marzo 2006

El helicóptero de Su Majestad

Fernanda (Isabel d'Artois) me acaba de preguntar qué se siente al arbitrar la partida sin poder participar. Bueno... es una sensación curiosa: es como ver todo París en perspectiva aérea, desde un helicóptero, sobrevolando el todo y pudiendo ver cada parte, pero sin poder aterrizar e intervenir al mismo nivel. Y esa incapacidad para intervenir, como una barrera invisible, muchas veces es frustrante. ¡Cuántas veces los Reales Secretarios se han visto en mitad de una alegre reunión de bebedores sin poder unirse al jolgorio, encadenados a sus cuadernos y plumas como presos a sus grilletes! ¡O asistiendo impotentes a la agonía de un valiente en combate, sin tan siquiera poder darle consuelo! Conocen a todos y cada uno de los parisinos, pero ninguno de los parisinos les conoce: vagan como espíritus entre la gente, viendo y oyendo pero sin ser vistos ni oídos.

05 marzo 2006

La ironía de las segundas oportunidades

Es curioso como el destino, unido a la falibilidad humana, tiene bromas irónicas. El otro día en Chasseurs coincidieron, entre otros caballeros, dos Mayores de la Guardia del Cardenal y dos de los Mosqueteros del Rey. Evidentemente los rapiers salieron de sus fundas y hablaron. Este cronista puso en marcha el programa de resolución de combates, introdujo las iniciales de los implicados (Philippe Valmont y Pierre Chardin) y se puso manos a la obra. El resultado: una estocada de Valmont que Chardin, lanzado en un ataque en tercia, no pudo esquivar. Le entró cruzada tocando el pulmón y el corazón y lo dejó muerto en el acto.
Pero... al revisar el turno de Olivier d'Arzac, ocurre que éste ha pedido a su camarada Valmont ser el primero en batirse si aparecen Mosqueteros en el club. Como en principio habrá rivales "para todos", no creo que Valmont se niegue, aunque quizás haga algun comentario sobre la impulsividad de su compañero más joven. Veamos qué dicen los dados.
[clackety-clackety-clack... los dados suenan sobre la mesa]
Bueno, parece que efectivamente a Philippe no le importa que Olivier se bata primero con Chardin siempre que después pueda él batirse con el otro mosquetero, Jean Monfort. Conclusión: hay que repetir la jugada. Combate anulado, Chardin resucita milagrosamente, el charco de sangre desaparece y, como en una moviola marcha atrás, se coloca otra vez en posición de guardia, mientras que el impulsivo D'Arzac ocupa el lugar de Valmont.
¿El resultado de este segundo combate? Pues que Chardin resulta tocado, pero una costilla desvía el acero y su único problema es un desgarro muscular que le impedirá usar el brazo una buena temporada.
En resumen: Pierre Chardin, Mayor de los Mosqueteros del Rey, debe su vida al ansia de lucha de Olivier D'Arzac, Mayor de su archienemigo Regimiento de los Guardias del Cardenal. Vivir para ver.

De París y los parisinos

Después de catorce años relatando las idas y venidas, gozos y frustraciones, dimes y diretes de tantos y tantos súbditos de Su Majestad como han pasado por nuestras modestas crónicas, estos humildes cronistas creen que ha llegado el momento de dar a conocer sus opiniones, perspectivas y puntos de vista sobre todo lo que ocurre en la corte de Su Cristianísima Majestad Luis XIII de Francia. Bienvenidos.

A veces como cronistas, a veces como árbitros, opinaremos o relataremos curiosidades y hechos ocurridos entre los bastidores de la partida. Por supuesto no escribiremos de forma regular, pero intentaremos mantener un espacio paralelo que revista un cierto interés para los jugadores.

Poco a poco también iremos llenando las secciones de libros, películas, música, etc, que ofrece Blogspot, siempre con material relacionado con la época, ya sea de modo histórico o fantástico.

Un saludo a todos.